El rostro impreso en la camisa

Los ojos miraban directamente a la impresión de la camisa y se perdieron allí. La persona tardó mucho en apartar la vista – ¿Es María del Espíritu Santo? Es ella, ¿no? Y la respuesta fue que sí.

Quien preguntó sobre la imagen de la camisa de uno de los presentes fue Maria Ivete Bastos dos Santos, mujer de 52 años – siete de ellos dedicados a la presidencia de la organización, entre 2002 y 2008. Ocurrió en la celebración del 46 aniversario del Sindicato de Trabajadores Rurales, Agricultores y Agricultores Familiares de Santarém (STTR-STM). Chico Mendes, Marielle Franco, Hermana Dorothy, Berta Cáceres, entre otros, también se quedaron mirando desde la tela blanca de la camisa, devolviéndole la mirada seria. Pronto Maria Ivete descubrió que la impresión era un homenaje a los defensores de los territorios asesinados en Brasil y América Latina en las últimas décadas, además de ser una protesta por la falta de soluciones a estos crímenes.


“¿Quién ordenó matar?”. Marielle Franco, Mestre Moa do Katendê, Berta Cáceres, Nicinha, Chico Mendes, Zé Cláudio, Maria do Espírito Santo, Hermana Dorothy Stang y Amarildo: estos nombres estaban en la impresión de la camisa que sorprendió a Maria Ivete. Arte: Amigos de la Tierra Brasil

La voz tembló por un segundo antes de volver a su firmeza habitual: ver el rostro de su amiga Maria do Espírito Santo, sorprendió a Maria Ivete – No esperaba ver esto hoy, y a veces el recuerdo es una carga pesada, duele.

Esta es una de las historias del reportaje: “¿Qué pasa realmente en la Amazonía?”. Vea el contenido ya publicado en:

INTRODUCCIÓN

Parte 1 (página central): ¿Qué pasa realmente en la Amazonía?
Parte 2: ¿Quién se ve favorecido con las respuestas de Bolsonaro a los incendios?
Parte 3: El “ganar-ganar” de las empresas con la financiarización de la naturaleza
Parte 4: Por fin, ¿quién está detrás de estos crímenes?

HISTORIAS

1) El asedio explicado en un mapa
2) Un puerto atrapado por el río
3) Antes de que el puerto llegue (si llega), ya han llegado los impactos
4) Centro de sanidad y escuela quilombola: la lucha cambia la vida
5) Curuaúna por un lado, soja. Del otro, más soja
6) [usted está aquí] El rostro impreso en la camisa
7) La noche de las motos

En el estado de Pará, uno de los más peligrosos para quienes defienden los derechos del pueblo, las dos mujeres lucharon lado a lado. Maria Ivete, presidenta de STTR-STM, además de otros cargos que ha ocupado en el sindicato a lo largo de los años; y Maria do Espírito Santo, quien, junto con su esposo Zé Cláudio, trabajó y vivió en el Asentamiento Agroextractivo Praia Alta Pirandeira, en Nova Ipixuna, región de Marabá. La pareja recibió amenazas constantes por enfrentar a los madereros ilegales y ruralistas de la región. Zé Cláudio ya conocía su destino: iba a morir. Alertó a todos, sin que su esfuerzo sirviera de mucho: ambos fueron asesinados, emboscados por pistoleros dentro de la reserva ambiental donde trabajaron y preservaron la tierra durante 24 años.

Esta emboscada cobarde ocurrió en 2011. Desde entonces, han pasado nueve años de duelo por Maria Ivete – Le dije que no fueran en bici ese día, aunque Maria Ivete sabe que esto fue un mero detalle – No sufrimos por la amenaza sino por estar marcada, es casi una cuestión de tiempo antes de que la muerte ordenada encuentre al objetivo. Mientras tanto, la amenaza es una especie de anticipación mortal, una inversión absurda en el orden natural de las cosas. El destino que se cierne sobre tantas cabezas evita que la vida se complete, por mucho que uno esté vivo, con un corazón pulsante, una respiración plena y una mente que recuerde. Si uno sigue vivo, es bajo duras circunstancias.

Como el caso adquirió grandes proporciones y tuvo repercusiones internacionales, los dos hombres que asesinaron a Maria do Espírito Santo y Zé Cláudio fueron condenados por los tribunales; el ordenante del crimen, después de ser absuelto en 2013, fue a un nuevo juicio tres años después en lo cual finalmente fue declarado culpable. La pena: 60 años de prisión. Sin embargo, solo uno de los asesinos está en la cárcel. José Rodrigues Moreira (quién ordenó el crimen) y su hermano, Lindonjohnson Silva Rocha (uno de los asesinos), están en libertad desde noviembre de 2015 – No sé hablar de justicia, así hablo de injusticia, y esa es la referencia, después de todo: la injusticia es lo conocido y experimentado, dejando su opuesto, la justicia, en algún lugar del horizonte, distante e irreal.

Maria Ivete fue presidenta de la Unión Rural de Santarém entre 2002 y 2008. Fotos: Carol Ferraz / Amigos da Terra Brasil

La protección de las defensoras y los defensores de los derechos de los pueblos sigue siendo insuficiente
En el Pará – aún en 2017- 90 personas estaban en el listado para ingresar en el Programa para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos (PPDDH) –el estado es el tercero con el mayor número de personas dentro del programa. Para Maria Ivete, ya son más o menos diez años viviendo con escoltas, restricciones de horarios y movimientos: hoy ella está bajo la proteción del Programa Estatal para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos en el Pará, organización que también protege a otras 77 personas en el estado. Ella no se siente en seguridad, por el contrario – Vivir con protección es recordar la amenaza todos los días: no voy a fiestas, en los lugares a los que vamos no podemos salir ni a la esquina, ni en un bar, nada.

El PPDDH, aunque sea un avance importante (surgió como reacción al asesinato de la hermana Dorothy Stang, también en Pará, en 2005), sigue siendo bastante precario. Se hace necesario una articulación entre los estados; sin embargo, son solo seis que cuentan con programas implementados a través de acuerdos: Bahía, Río de Janeiro, Pernambuco, Ceará, Minas Gerais y Maranhão. En Pará, la operacionalización se realiza a través de una central en Brasilia.

Sin embargo, la cuestión principal es otra: el programa resulta útil cuando la situación ya es extrema, en casos de persecución y ataques. Se cree que la vigilancia por parte del Estado puede, como mínimo, limitar el trabajo de los asesinos. Sin embargo, poner fin a los ataques contra a las defensoras y los defensores de los derechos de los pueblos requiere una respuesta estructural: la regularización y control del monopolio de las tierras que ataca a los pequeños agricultores, demarcación de tierras indígenas y de comunidades tradicionales. En sus recomendaciones al Estado brasileño, el Comité Brasileño de Defensores y Defensores de Derechos Humanos señala “políticas para garantizar el derecho a la tierra y el territorio“, que incluyen el respeto al Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo); asegurar la participación de la comunidad en los procesos de licenciamiento para grandes proyectos; la demarcación de tierras indígenas y quilombolas; la reestructuración de Incra y Funai, para servir mejor a la población; el progreso de la reforma agraria.

Solamente así, con medidas estructurales para defender los territorios, se imprimirán menos rostros en camisetas, como tributos tardíos a quienes perdieron la vida en nombre de los derechos de los pueblos.

Regrese a la página central ¿Qué pasa realmente en la Amazonía?

Lea también las partes 2, 3 y 4 de la introducción:

¿Quién se ve favorecido con las respuestas de Bolsonaro a los incendios?
El “ganar-ganar” de las empresas con la financiarización de la naturaleza
Por fin, ¿quién está detrás de estos crímenes?

Y las historias:

El asedio explicado en un mapa
Un puerto atrapado por el río
Antes de que el puerto llegue (si llega), ya han llegado los impactos
Centro de sanidad y escuela quilombola: la lucha cambia la vida
Curuaúna por un lado, soja. Del otro, más soja
– [usted está aquí] El rostro impreso en la camisa
La noche de las motos

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